
Cómo superar la depresión, te lo cuento “Soy el ejemplo de ello”

Superar la depresión no es nada fácil y quienes han pasado por ello lo saben, Blanca nos cuenta su historia de superación.Â
“He estado triste desde los 15 años, y nunca he llegado a saber por qué. Cuando me dijeron que tenÃa depresión pensé que se acababa mi vida. Después de años de tratamiento puedo decir que soy feliz, que tengo ganas de vivir y de comerme el mundo y me encantarÃa que todas las personas que están pasando por lo que yo he pasado lo sepan: la depresión se supera, no es nada fácil, pero hay una vida maravillosa esperándonos”.
Blanca prefiere no decirnos su apellido. Feliz de haber conseguido dejar atrás esta enfermedad y superar la depresión, comenta que no se avergüenza de haber sufrido esta enfermedad pero dice que no todo el mundo la mira igual cuando descubre por lo que ha pasado.
“Hay mucho desconocimiento, la gente no lo entiende y te miran como si fueses un bicho raro”. Y no lo es. De hecho la depresión es una de las enfermedades mentales más extendidas en todo el mundo, se da más en hombres que en mujeres, y puede aparecer incluso en la adolescencia. Es el caso de Blanca, una joven madrileña que durante más de una década se ha enfrentado a la depresión y la ansiedad, luchando cada dÃa “por no quitarme del medio”.
“Recuerdo siendo casi una niña, en el instituto, que me despertaba y me ponÃa a llorar. Mis padres creÃan que no querÃa ir a clase porque no se me daba especialmente bien, pero yo en realidad lo que querÃa era ir a ningún sitio, quedarme en casa, en la cama. Pero no por ser una persona vaga, sino porque en ningún sitio me encontraba bien”.
Blanca explica que le parecÃa complicadÃsimo explicar a sus padres lo que sentÃa. “Me generaba mucha rabia e impotencia cuando me preguntaban qué me pasaba. No me pasaba nada y me pasaba todo.
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Simplemente no querÃa que empezase otro dÃa, estar conmigo misma, con mis pensamientos, con mis dolores, con mi malestar durante otro dÃa entero era un suplicio. Me llenaba de tristeza y sólo me apetecÃa llorar…aunque no servÃa de nada”.
Sus padres creÃan al principio que se trataba de una fase. “Me cambiaron de instituto, me apuntaban a mil clases para mantenerme distraÃda, y cada dÃa estaba peor. Es muy sencillo, no tenÃa ganas de vivir y aún no sé cómo conseguà pasar tantos dÃas asÔ. Tristeza, nostalgia, melancolÃa, “nada me hacÃa ilusión”.
Blanca se tiró casi un año entero destrozada, “me quedé en los huesos, corté relaciones con todos mis amigos, mi vida se reducÃa a leer algo de vez en cuando, mirar la tele con mis padres, y cuando me obligaban salir con la bici los fines de semana”. Nada de chicos, nada de fiestas… “era la rarita de la clase, y asà me lo hacÃan saber mis compañeros”.
Primera visita al psicólogo
Con 16 años acude por primera vez a un psicólogo. “Mis padres por fin se dieron cuenta de que esos episodios tan largos de tristeza no eran normales”. Además el estado fÃsico de Blanca habÃa empeorado notablemente. “Estaba muy delgada, no descansaba y tenÃa sueño todo el dÃa, unas ojeras de caballo, anemia, dolores musculares, mareos. Sólo recordarlo me pone el vello de punta”.
Su psicólogo tardó dos minutos en decirle que lo que tenÃa era una depresión “galopante”, recuerda.
“Habia oÃdo hablar de ello, pero creÃa que era algo de personas más mayores, mujeres que acababan de dar a luz…etc”. Por un lado, señala, “fue un alivio saber que lo que me pasaba tenÃa un nombre y era algo que le ocurrÃa a muchÃsima gente, pero por otro lado ese nombre me asustó muchÃsimo. TenÃa que comenzar un tratamiento para una enfermedad cuyos orÃgenes se desconocÃan”.
El tratamiento de Blanca, que se encontraba en un “estado deplorable” según ella misma explica, se basó por un lado en terapia dos veces a la semana con un psicólogo especialista en depresión en la adolescencia, y en fármacos, “antidepresivos que me hacÃan el dÃa a dÃa más llevadero”.
Lo primero que comenzó a notar al poco de iniciar la terapia es que “iba con ganas al psicólogo, otras cosas no me motivaban, pero ir a terapia sÃ, porque querÃa superar la depresión y mi psicólogo me explicaba que tenÃa que trabajar y mi recuperación pasaba por mi trabajo”.
“Si no lo hice fue porque tengo unos padres maravillosos y unos hermanos a los que adoro y a los que no les podria hacer algo asÓ
Pero el camino hasta superar la depresión es “largo, ardúo, duro, a veces desesperante, aunque haya esperanza, aunque veas que todos se vuelcan, en muchas ocasiones no encuentras las fuerzas, te falta motivación por todas partes. Ya no lloraba al levantarme, pero a veces no podÃa dormir a causa del llanto”. En más de una ocasión pensó en acabar con aquel “castigo”. “Si no lo hice fue porque tengo unos padres maravillosos y unos hermanos a los que adoro y a los que no les podrÃa hacer algo asÔ.
Azafrán: el antidepresivo natural
El azafrán, al que denominan el “oro rojo†es uno de las especias más caras del mundo y ya desde la antigüedad ha sido utilizado como hierba medicinal en Oriente.
Superar la depresión no es fácil, pero se consigue
El psicólogo le explicaba que éste pensamiento era muy esperanzador y un signo de su pronta recuperación. “Me aferré a ello, al amor que sentÃa por mi familia, y conseguà salir adelante después de mucho tiempo de tratamiento”. Pero esta enfermedad es asà de traicionera y unos años después de superar la depresión volvió.
“Nunca abandoné del todo el tratamiento, sobre todo el psicológico, pero en general me sentÃa bastante bien. Cierto que tenÃa ciertos episodios de ansiedad, momentos más bajos, pequeñas recaÃdas, pero nada tan alarmante. Hasta que de repente y no sé por qué ni cómo, volvió para quedarse”.
Blanca ya era adulta, tenÃa una vida normal, trabajo, amigos, y un marido “que me adora y es mi mayor apoyo”. Pero no estaba preparada para ese duro golpe, que además en un principio ni admitÃa.
“QuerÃa seguir luchando y lo conseguÃ, vencà y venceré siempre”
“Me negaba a creer que tenÃa depresión otra vez, no podÃa ser, decÃa que era sólo una mala racha, pero me engañaba”. Volvieron las noches sin dormir, los llantos, la tristeza, las ganas de quedarse en casa, la apatÃa, la desesperación…
Pero tenÃa algo a su favor, “sabÃa que se salÃa, sabÃa que era una prueba más, pero que no iba a poder conmigo, y aún ahora no sé de dónde sacaba esos pensamientos positivos, esa fuerza que es la que me ha mantenido viva y me ha permitido superar la depresión, porque lo veÃa todo negro, pero algo en mà querÃa seguir luchando y lo conseguÃ, vencà y venceré siempre”.
7 claves para combatir la ansiedad a diario
La ansiedad es un estado de inquietud de carácter difuso que normalmente la persona no puede explicar.
Blanca, una mujer que se ha enfrentado dos veces a esta terrible ennfermedad y que en ambas ocasiones ha conseguido superar la depresión, y ser feliz. Su mensaje en el dÃa de hoy es claro
A dÃa de hoy se encuentra “bien, tranquila, feliz”. Ha conseguido el sueño de la vida de su marido, “tener un bebé que es ahora el motor de nuestras vidas. Me daba mucho miedo, pero es lo mejor que me ha pasado jamás”, y tiene la agenda hasta arriba.
“Una recomendación de mi salvador, mi psicólogo, llenar mis dÃas de momentos y proyectos apasionantes, y aún en los dÃas bajos me obligo a ello”. Asà ha vuelto a la universidad, “voy haciendo algunas asignaturas de PsicologÃa por las tardes”, y tiene un truco que no le falla, el deporte.
Ya no tengo depresión, pero sé que está ahàagazapada para aparecer en cualquier momento…y aunque estoy bien tengo mis momentos bajos, mis pequeñas crisis de ansiedad, pero el deporte me ayuda, me da energÃa, me ayuda a desconectar, me da fuerzas para seguir dándole esquinazo a esta enfermedad, y por supuesto mi psicólogo“.
Bici, running, natación, y sobre todo yoga son los deportes favoritos de Blanca, una mujer que se ha enfrentado dos veces a la depresión y que en ambas ocasiones la ha vencido. Su mensaje en el dÃa de hoy es claro:
Qué duro Blanca, y qué mensaje tan esperanzador. Gracias y enhorabuena por tu lucha.
MuchÃsimas gracias por tu testimonio Blanca. Hay mucho desconocimiento acerca de esta enfermedad, y el desconocimiento, por desgracia, va a unida a la incomprensión. Un abrazo y a seguir dando ejemplo!