
Depresión y ejercicio

La depresión es un desorden psiquiátrico común en todo el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que más de 350 millones de personas están afectadas y es la principal causa mundial de discapacidad. En general, se suelen recoger cifras de prevalencia en paÃses occidentales de aproximadamente 3 por ciento en la población general, y para el trastorno depresivo mayor, una incidencia anual del 1 al 2 por mil habitantes.
Siempre se han comentado los beneficios del ejercicio en relación con el control de la ansiedad, el estrés y el equilibrio emocional, ahora investigadores del Instituto Karolinska han descrito los mecanismos que provocan que el ejercicio fÃsico reduzca el riesgo de sufrir depresión asociada al estrés. El estudio, publicado esta semana en la prestigiosa revista cientÃfica Cell, ahonda en la influencia del deporte en la salud mental.
Los datos aportados por el estudio realizado en ratones apuntan a que en las situaciones de estrés se produce un acúmulo en sangre de metabolitos y sustancias activas que son claramente perjudiciales para la salud. El ejercicio fÃsico provoca una actividad mayor de los músculos estriados que conforman el aparato locomotor, esta actividad exige mayores aportes de sangre a dicho tejido muscular; a partir de ahÃ, los músculos bien entrenados producen una enzima que al parecer tiene la función de depurar el organismo de sustancias activas que pueden provocar episodios de depresión asociados al estrés. En este contexto, “la función del músculo recordarÃa a la del riñón o el hÃgadoâ€, explica Jorge Ruas, principal investigador y miembro del departamento de PsicologÃa y FarmacologÃa del Instituto Karolinska.
“Aunque seguimos sin comprender en su totalidad un sÃndrome tan complejo como la depresión, nuestro estudio forma parte de una pieza más del puzle, ya que damos una explicación a los cambios bioquÃmicos que protegen al cerebro del estrés gracias al ejercicio fÃsicoâ€, explica Mia Lindskog, investigadora del departamento de Neurociencia de la institución sueca.
Anteriores investigaciones mostraron que la proteÃna PGC-1α1 se incrementa en el músculo cuando se realiza ejercicio. En este trabajo los investigadores utilizaron ratones normales y ratones genéticamente modificados con altos niveles de PGC-1α1 en el músculo esquelético, que desarrollaron músculos bien entrenados (incluso sin ejercicio).
Todos los ratones fueron expuestos a un ambiente estresante, ruidos altos, luces intermitentes y alteraciones en el ritmo circadiano. Después de cinco semanas, los ratones sin modificar genéticamente mostraron un comportamiento depresivo, mientras que los ratones genéticamente modificados no presentaban dichos sÃntomas.
“La hipótesis inicial era que los músculos entrenados podrÃan producir una sustancia con efectos beneficiosos para el cerebro. Ahora nos encontramos lo contrario: los músculos bien entrenados producen una enzima que depura el cuerpo de sustancias perjudiciales†afirma Rúas.
La proteÃna PGC-1α1, que se activa en el músculo por el ejercicio aeróbico, regula la expresión de los genes KAT. Por ello, los cientÃficos descubrieron que los ratones con altos niveles de dicha proteÃna en los músculos también tenÃan altos niveles de la enzima KAT.
Esta enzima convierte a la quinurenina –una sustancia que se genera en momentos de estrés– en ácido quinurénico, incapaz de pasar de la sangre al cerebro y, por tanto, no afecta a este órgano. Aunque no se conoce la función exacta de la quinurenina, los pacientes con enfermedades mentales tienen altos niveles de esta sustancia.
En el estudio, los ratones con niveles elevados de PGC-1α1 en sus músculos no parecÃan afectados y no mostraban niveles altos de quinurenina en sangre ya que la enzima KAT la habÃa convertido en ácido quinurénico, protegiendo de esta forma al cerebro no apareciendo sÃntomas relacionados con la depresión. Al administrar quinurenina los ratones mostraban actitudes depresivas.
Según advierte Rúas, “será muy interesante ver si podemos desarrollar medicamentos que activen el mismo proceso en aquellos pacientes que no puedan realizar ejercicioâ€, concluye.
Nada mejor que una buena carrera a última hora para notar como el cuerpo se relaja. Imagino que en situaciones extremas el ejercicio también tiene que ayudar.