
El 10% de las personas que escuchan música con cascos sufrirán pérdidas auditivas antes de los 40 años

Los expertos afirman que más del 76% de la población en centros urbanos sufre de un impacto acústico muy superior al recomendable que puede conducir a una pérdida de audición progresiva además de otros efectos nocivos sobre la salud.
Una exposición a ruidos fuertes como los que se producen en determinadas profesiones y actividades como carpinterÃa, metalurgia, talleres, el uso de motosierras, los motores de explosión, la maquinaria pesada, el ruido de los aviones en aeropuertos y zonas colindantes, etc.. pueden acarrear una pérdida auditiva puesto que terminan destruyendo los receptores auditivos del oÃdo interno.
Pero el problema no queda ahÃ, hoy en dÃa nuestra sociedad convive en muchas ocasiones con el ruido, de tal forma que el uso de cascos para escuchar música a gran volumen, el estar próximo a altavoces en discotecas y conciertos, además de la estridencia que a veces sufrimos en la propia calle pueden hacer que disminuya nuestra capacidad auditiva de una forma considerable y notoria independientemente de que cada cual tenga su umbral y sensibilidad individual. Lo que parece ser cierto es que una exposición suficientemente prolongada a un nivel de ruido determinado termina por provocar defectos de audición más o menos relevantes.
Se calcula que aproximadamente el 10% de las personas que escuchan música con cascos o audÃfonos van a sufrir pérdidas auditivas o acúfenos (ruidos en el oÃdo) como consecuencia de este hábito antes de los 40 años. Esta disminución auditiva puede ser irreversible y por ello es recomendable no utilizarlos más de una hora al dÃa.
[blocktext align=”right”]La unidad de medida del ruido es el decibelio (dB). De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), el lÃmite superior deseable es de 50 dB. Está demostrado que el deterioro auditivo comienza de 75 a 125 dB, si se sobrepasan los 125 dB se llega a un nivel potencialmente doloroso y se llega al umbral del dolor a los 140 dB.[/blocktext]
Se acepta por parte de los expertos que cualquier tipo de ruido que supere el umbral de los 85 decibelios es potencialmente perjudicial por lo que a partir de dicha cifra se deberÃan usar protectores auditivos. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su Convenio 148 define que se entiende por ruido “Cualquier sonido que pueda provocar una pérdida de audición o ser nocivo para la salud o entrañar cualquier otro tipo de peligroâ€. “El ruido es un sonido no deseado.†El umbral de audición es cuando comenzamos a oÃr sonidos y se produce dolor en los oÃdos cuando el sonido llega a 120 decibeles o más.
El excesivo y prolongado ruido en el puesto de trabajo puede desencadenar una enfermedad profesional con sÃntomas que van desde el estrés crónico, cefaleas, alteraciones del sueño, hipertensión, alteraciones cardiovasculares, alteraciones del rendimiento intelectual y de la capacidad de concentración, cambios en el comportamiento y estado de ánimo, sordera progresiva y como no accidentes laborales, algunos de ellos con resultado fatal.
Un medio ambiente sonoro saludable deberÃa ser un derecho humano fundamental y eso tiene que ver con la regulación necesaria de este aspecto tan relevante asociando medidas preventivas como el aislamiento acústico adecuado, el acondicionamiento acústico de los locales y entornos de trabajo, la instalación de pantallas que protejan del ruido, etc… Otras medidas que podemos implantar también a nivel individual es moderar nuestro tono de voz especialmente en locales de ocio, bajar el volumen de los aparatos electrónicos (radio, tv, móvil, etc), exigir a las autoridades controlar el ruido que se produce en la vÃa pública, evitar usar el claxon, solicitar a las autoridades que estén atentos y regulen el ruido de centros de ocio nocturnos, hablar con nuestros vecinos para evitar ruidos innecesarios e inconvenientes….
Por último, se puede reducir la exposición al ruido cuando sea necesario utilizando protectores de oÃdo como tapones de plástico que se colocan en los conductos auditivos externos o también almohadillas con glicerina que cubren el oÃdo.
DeberÃamos de hacernos revisiones periódicas de nuestra capacidad auditiva…sino cuando nos queramos dar cuenta ya será demasiado tarde