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El mito del corte de digestión

El mito del corte de digestión

Después de comer hay que esperar dos horas para darse un baño. Hemos escuchado esta frase desde que tenemos uso de razón, es una especie de frase tradicional que ha pasado de padres a hijos a través de muchas generaciones. Pero ¿qué hay de cierto en ello? Más que de corte de digestión, tenemos que hablar de shock termodiferencial.
Y es que explican los expertos que lo que normalmente hemos entendido como un corte de digestión es realmente un cambio brusco de temperatura que recibe el nombre de shock termodiferencial. Después de estar varias horas expuesto al sol, sumergirse de manera abrupta en un agua fría nos puede provocar vómitos, naúseos, lipotimia, diarreas e incluso, en casos extremos, paro cardíaco.

shutterstock_204056473Este proceso tiene lugar porque, después de acostumbrar a nuestro cuerpo a una temperatura más o menos elevada durante horas, el organismo con el cambio térmico experimentado sufre  una vasoconstricción periférica, es decir, nuestro organismo necesita enviar más sangre al cerebro y para ello contrae los vasos sanguíneos periféricos y reduce la frecuencia cardíaca. La sangre que estaba trabajando en el proceso digestivo o en otros órganos (tras el ejercicio) deja de hacer esa función para dirigirse al cerebro. Y los síntomas pueden comenzar en cualquier momento.
Playas, ríos, piscinas, pantanos…cualquier sitio es bueno para relajarse y refrescarse con las altas temperaturas veraniegas, pero siempre con precaución, porque la idea de refrescarse rápidamente con un chapuzón puede tener consecuencias, y en esto sí que aciertan las madres: “báñate poco a poco”. El objetivo es ir adaptando nuestro cuerpo de forma progresiva al cambio de temperatura, mojando primero el estómago, la nuca, las muñecas…
Y aunque es cierto que el término “corte de digestión” no es el correcto, la ingesta de comida también está relacionada con todo este proceso, ya que el cambio tan brusco de temperatura hace que la digestión se detenga, ya que el flujo sanguíneo se mueve a otros órganos. Ocurre lo mismo con el ejercicio físico. Después de realizar algún esfuerzo físico no debemos meternos en el agua rápidamente si queremos evitar de nuevo el shock termodiferencial.
Los primeros síntomas suelen ser los mareos y escalofríos. Es el momento de salir del agua. Pueden aparecer también vómitos, visión borrosa, diarreas y por último pérdida del conocimiento e incluso el paro cardiaco. Es básico por tanto abandonar el agua cuanto antes para reducir así las probabilidades de ahogamiento.

 

Consejos para evitarlos

  • Las dos horas después de la comida es sólo un tiempo estimado. Depende de la persona, de la cantidad de comida y del tipo de comida.
  • Fundamental entrar en el agua poco a poco humedeciendo partes claves del cuerpo como las muñecas, la nuca y el estómago.
  • En el momento en el que sintamos el primer síntoma, abandonar el agua rápidamente.

1 Comentario

  1. Avatar

    Se lo estoy enviando a mi madre…qué engañado me ha tenido! jeje

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