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Dieta mediterránea, las 9 claves que hacen de ella una de las más saludables

Dieta mediterránea, las 9 claves que hacen de ella una de las más saludables

La dieta mediterránea ha sido y sigue siendo ensalzada por expertos y profanos, no cabe duda que sus virtudes alcanzan no solo a la bondad de sus elementos nutricionales constitutivos, sino a los beneficios que aporta desde todos los puntos de vista, recientemente se ha descubierto que nos mantiene mas jóvenes, mira.

Se ha demostrado que la dieta mediterránea es cardiosaludable puesto que evita la ingesta de grasas saturadas animales, grasas trans, así como de otros principios plagados de azúcares que en poco o nada benefician a nuestra salud y a nuestro organismo.

Así y según pone de manifiesto las conclusiones de uno de los mayores ensayos clínicos puesto en marcha por la investigación española y uno de los principales desarrollados sobre nutrición en el mundo, la dieta mediterránea, suplementada con aceite de oliva extra virgen o frutos secos, evita la aparición de enfermedades cardiovasculares, en comparación con una dieta baja en grasa.

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Si pensamos que estamos en el país del aceite, que disfrutamos de una gran variedad de frutos secos y que somos un entorno cerealista, con una huerta digna de tener en cuenta, con unas costas que nos ofrecen una variedad enorme de pescados y que disponemos de una cabaña de ganado envidiada por su calidad, no podemos dejar de aprovecharnos de esa situación de privilegio que además tiene puesta su impronta culturalmente nuestra variada cocina.

Por desgracia cada vez somos menos los españoles que seguimos la dieta mediterránea, es una de las conclusiones expuestas en el Curso Internacional: Evaluación nutricional y de estilos de vida de poblaciones.

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El aceite de oliva, el gran protagonista de la dieta mediterránea.

“Se trata de rescatar el estilo de vida de nuestros padres y abuelos y huir de nuevas modas importadas de otros países que estamos viendo que no son tan saludables como las nuestras”

En opinión del catedrático de la Universidad de Navarra, Miguel Ángel Martínezcoordinador de la red de investigadores participantes en el estudio PREDIMED.

Los elementos básicos constitutivos de la dieta mediterránea tan apreciada y reconocida son:

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Pescado, muy presente en la dieta mediterránea, para preparar al horno con verduras y hortalizas.

1.- Variedad de productos vegetales, incluyendo frutas y verduras, legumbres, hortalizas. Su consumo variado y en mayor cuantía que los alimentos de origen animal es relevante.

2.- Consumo diario de pan y de alimentos derivados de los cereales (pasta, arroz, etc.), así como sus derivados integrales, ya que nos aportan un alto contenido en fibra, imprescindible para el buen funcionamiento de nuestro aparato digestivo, además de dotarnos de hidratos de carbono de fácil asimilación.

3.- Uso de aceite de oliva virgen extra acompañando a nuestros platos, por ejemplo las ensaladas y verduras o por qué no en rebanada en el desayuno que está estupenda.

4.- Fruta fresca de temporada como postre habitual y puede utilizarse como alimento entre comidas, es decir a mitad de mañana o a mitad de tarde, es una costumbre muy sana y asequible.

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Paella de pescado y marisco, una de las delicias de nuestra dieta mediterránea.

5.- Consumo de pescado en mayor cantidad puesto que la gran variedad que ofrecen nuestras costas nos lo permite. Tener en cuenta la bondad de los pescados azules (Atún, Bonito, Sardina, Boquerón, Salmón…). Los huevos con moderación, de 2 a 4 por semana, son un alimento completo pero en su consumo equilibrado está el secreto.

6.- Consumo moderado de pollo y prudente de carnes rojas y sus derivados. El pollo tiene la ventaja de no poseer la grasa que tiene la carne de otros animales (cerdo, buey, ternera, cordero, etc…), especialmente si somos aficionados a consumir la grasa que la circunda y que sin duda le da un sabor muy particular.

7.- Consumo de frutos secos al menos 3 veces por semana. Los frutos secos están volviendo con fuerza y es que estos alimentos tan de nuestra dieta mediterránea son muy saludables y su consumo está aumenta mucho, además su conservación es perfecta y podemos disfrutarlos a lo largo de todo el año.

8.- Consumo de productos lácteos a diario, preferiblemente bajos en grasa como yogurt y quesos. Recientemente se ha demostrado que el consumo de yogurt disminuye de forma considerable el riesgo de padecer sobrepeso y obesidad.

9.- El agua como la bebida preferente (4 a 8 vasos al día). Consumo moderado de alcohol, principalmente en forma de vino tinto en las comidas, puesto que sus taninos, polifenoles y demás componentes actúan como antioxidantes mejorando la circulación sanguínea; eso sí, insistimos, se ha de consumir con moderación para evitar otros efectos no deseados.

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4 Comentarios

  1. Avatar

    Como el menú que nos ofrece nuestro país nada de nada!

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    No haya nada como variar la dieta y comer de todo un poco y, por suerte, en nuestros supermercados tenemos de todo a nuestra disposición.

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    – Discrepo con lo de “Fruta fresca de temporada como POSTRE HABITUAL”….discrepo sobre todo con lo último. Que la fruta sea de temporada es óptimo, pero que sea un postre habitual es un error única y exclusivamente por una razón:
    Al terminar de hacer cualquier comida, como ya sabemos, se empieza el proceso de digestión, si a esto le añadimos una fruta después, empeoraremos esa digestión y habrá posibilidad de tener malestar intestinal (gases por ejemplo) debido a que la fruta empieza a fermentar en el estómago si no es correctamente digeridad. Si esto pasa con la fruta, imaginaos con cualquier cosa que no sea fruta.

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  4. Avatar

    Vuelvo a discrepar también con el tema de beber agua con las comidas. Resumiré:
    Si bebes agua con las comidas el organismo detecta líquido en él y por tanto deja de segregar ácido en el estómago, dificultando así la digestión, y si la bebemos fría peor aún porque estamos haciendo que los orificios que segregan el ácido estomacal se contraigan debido al frío dificultando doblemente la digestión. El estómago es capaz de hacer la digestión por si solo, sin ayuda de agua, si queremos hacer bien la digestión es cuestión de comer lento y masticar mucho para ensalivar el bolo alimenticio, en caso de querer beber algo, un chato de vino no está nada mal, debido a que es una bebida fermentada y ahorraría ese trabajo al estómago para poder digerirlo y asimilarlo. Un saludo

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