
Tocar un instrumento ayuda a fortalecer el cerebro y nos hace más atractivos

Cada vez es más obvia la relación entre la música, la práctica musical y nuestro cerebro. Tocar un instrumento aumenta la inteligencia, favorece la disciplina, ayuda a superar miedos y además hace aumentar el atractivo del músico. Todo grandes beneficios, según recogen una gran cantidad de nuevos y variados estudios.
Durante los últimos años se ha estudiado la relación que existe entre los músicos y su capacidad mental. Y es que es obvio que la agilidad y la rapidez con la que los grandes concertistas mueven los dedos requieren un buen entrenamiento mental, concentración máxima, oÃdo musical y seguramente un don del que evidentemente no todos disponemos. Estudios de universidades y de fundaciones privadas vienen a concluir que tocar un instrumento de manera habitual produce un aumento del “rendimiento cognitivoâ€, es decir, potencia la memoria, la inteligencia espacial y el lenguaje; ayuda a superar miedos y temas de inseguridad; amplÃa tus relaciones sociales, algo evidente y favorece la disciplina (normalmente las personas que tocan a diario suelen ser comprometidas y pacientes, además de más organizadas).
[blocktext align=”right”]Los especialistas señalan que los pequeños pueden iniciarse en la práctica musical a partir de los cinco años[/blocktext]
La práctica musical está asociada, según distintos estudios, con la plasticidad tanto estructural como funcional del cerebro, confirmando asà que éste puede ser modelado a través de la experiencia. Por ello cada vez más los especialistas recomiendan la práctica musical tanto para niños como para adultos, especialmente si se tiene algún problema como por ejemplo de dislexia. Un profesor del Instituto Tecnológico de Zúrich, LutZ Jäncke, ha recogido gran parte de los estudios realizados hasta el momento en la web “Faculty of 1000†donde la música aparece como una “terapia neuropsicológica†que mejora habilidades de la conducta, el lenguaje, la memoria y la inteligencia espacial, entre otras. Los estudios establecen que la mejor edad para comenzar a tocar un instrumento son los cinco años. De hecho Jäncke se hace eco de un estudio realizado (publicado por Journal of Neuroscience) con niños de seis años que asistieron a clases para tocar un instrumento durante 15 meses demostrando que los pequeños sufrieron cambios en su anatomÃa cerebral aumentando las áreas usadas para trabajar con la música. Según este estudio las regiones del cerebro afectadas, comienzan a cambiar a los pocos meses de comenzar la práctica.
Además la música ofrece una gran cantidad de beneficios a la autoestima y las habilidades sociales asà como el estado anÃmico de aquellos que la tocan y que la escuchan. Otros estudios se centran en estas aportaciones y señalan que ayuda a los jóvenes a vencer el miedo, aportándoles seguridad y ayudándoles a asumir riesgos. Por otro lado, en 2012 se publicó en Letters on Evolutionary Behavioural Science un estudio realizado a través de Facebook (algo menos cientÃfico) que concluÃa que tocar la guitarra incrementaba el atractivo del músico. “La habilidad musical podrÃa ser un Ãndice de buenas capacidades de aprendizaje o incluso un signo de poder adquisitivo ya que adquirir un instrumento y aprender a tocarlo suele tener cierto coste y todo eso suma puntos de atractivoâ€.
Después de leer este post estoy más contenta de que mis padres se empeñarán en apuntarme a piano… 🙂